lunes, 22 de septiembre de 2014

Desbordada

Coges un avión, cambias de país, haces una actividad, vas al teatro, te pegas una ducha, duermes, te levantas, vas, vienes... e ilusamente piensas que haciendo cosas te vas a olvidar, mentira!. Lo llevas dentro, el miedo te persigue, la incertidumbre está presente, está en ti, así que da igual donde vayas, no importa lo que hagas, ni con quien estés porque está adherido. Es algo pegado a ti, vivo en tu cabeza, traducido a sentimientos y manifestado en comportamientos.

Puedes comer, pero piensas en las calorías, en compensarlo después. Te limitas el ingerir cuando no sabes qué obligaciones te esperan, qué imprevistos o planes podrán surgir. Y si no los tienes igualmente restringes, sabes que te sentirás mal si no lo haces. Te crees que huyendo, cambiando actitudes e incluso hablando puede desvanecerse pero no, eso no funciona.

Mi psicóloga dice que me deje sentir, pero el sentimiento no es un momento del día, no es un minuto, dos, o media hora, es una constante... Qué hago entonces?.

Dice: "deja a tu cuerpo sentirlo y no lo bloquees, sea lo que sea".

Pero esta pena, este miedo, la impotencia, la indefensión...  Todo ello lo sientes durante todo tu día, todos los días, de todas las semanas, de todos los meses, de todos los años...

No sé que hacer... Me siento tan pérdida, tan desorientada, sin rumbo. No sé dónde cogerme, no sé donde pisar... A qué me aferro?

Puedo estar rodeada de gente pero me siento sola, puedo comer, pero me siento mal, puedo parecer relajada pero mi cabeza alberga toda una estrategia para controlar la comida. Una estrategia que urdo constantemente cuando le repito al camarero que quiero el café desnatado, cuando quedo con amigos y escojo lugares donde no ponen tapas, cuando me antepongo a una sorpresa preguntado que será para conocer si guarda relación con la comida, cuando voy al supermercado y antes de seleccionar lo que me llevo chequeo todas las marcas para cerciorarme de que escojo la de menos calorías, cuando me "encuentro mal" para quedar más tarde y evitar horas clave, cuando me ofrecen algo y tras cogerlo voy al baño... Es agotador, acaba contigo... Y más ahora que es un problema, más ahora que quiero cambiarlo.

Siempre he pensado que nada ocurría, el miedo de reconocerlo era inmenso, pensar que yo tenía un problema no era factible:

"eso no puede pasarme, yo soy más fuerte, yo puedo con todo y eso no puede ocurrirme..."

Y qué hago ahora?, qué narices hago?, cómo manejo esto?.

2 comentarios:

  1. El miedo es sólo mental. Es ese aspecto de incertidumbre que tiene la vida y sin ese miedo a lo desconocido nos podríamos creer reinas del maldito universo. La soledad está y siempre estará porque es algo humano. Necesitamos de otras personas y estas nos necesitas pero nuestro camino personal siempre, y repito, siempre, será solitario. Somos las únicas responsables de nuestras decisiones y tenemos que aceptar las consecuencias de nuestros actos. ¿Qué te hace feliz? Si todavía no lo sabes (por lo que deduzco de tus entradas) sigue buscando. No te conformes. Te seguiré leyendo y seguro que me sorprenderé al ver que lo superas. Tengo fe en tí, aunque no te "conozca". Tu tampoco me conoces pero eso es secundario. Cuándo estés preparada y sólo en ese momento, podrás continuar. Besotes y abrazos.

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  2. Pues no sé si tengo la fuerza suficiente....

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