X, como me dijiste que tenía que dejarme llevar he escrito
lo que me gustaría poder decirte pero que no puedo porque se me hace un nudo en
el estomago, me pongo nerviosa, empiezo a llorar y las palabras que se suponen
que tienen que salir se atascan en mi garganta.
Estoy cansada de todo, harta de esto, de sentirme encerrada
en mi misma, de estar atrapada dentro de mí, de tener un muro que no me permite
expresar lo que siento y sentir vergüenza de las cosas que hago. He pasado muchos
años así y no puedo más. He pasado por todo tipo de fases, algunas en las que me sentía orgullosa de
lo que hacía, otras en las que estaba agotada y he sentido miedo por no saber
ponerle freno; he tenido etapas en las no podía parar de comer y sentía un asco
terrible hacia mí misma, etapas o incluso días en los que no era capaz de morder
una simple manzana, he hecho ayunos de una semana y me he pegado atracones durante 3 días seguidos, a pasar de no vomitar
a hacerlo e incluso a llegar a vomitar líquidos. He sentido pánico de sentarme
en una mesa y otras veces he podido disfrutar de un plato de comida. He llegado
a contar las calorías de chicles, caramelos y bebidas sin azúcar, he masticado
y escupido comida y tirados platos enteros por el váter. He llegado a tomarme
de una sola vez un bote entero de
pastillas o simulado haber comido manchando platos y sartenes entre otras
muchas cosas. Durante más de 10 años he pasado por un montón de vivencias y
estoy exhausta psicológica, física y emocionalmente y no me quedan
fuerzas para nada.
Durante algún tiempo no fui consciente pero a medida que me daba cuenta pensaba que algo podía
estar ocurriéndome, otras veces he conseguido olvidarme y hacer
vida normal aunque esto siempre está presente de algún u otro modo. He tenido etapas en las que he sentido un miedo terrible, otras he sentido lástima y también he
llegado a convencerme a mi misma de que era un estilo de vida. He luchado sola
durante mucho tiempo sin saber qué me pasaba ni por qué, y por primera vez, en
2012, por una psicóloga me di cuenta que no podía hacer nada más que resignarme y llevarlo de la mejor
forma posible.
Por esto he perdido y
me he perdido muchas cosas, quedadas, cenas y comidas con amigos y familia de las que luego me he sentido culpable. Pasado días llorando, algunos por miedo, otros por rabia, otros por enfado, otros por
impotencia… horas pensando en comida, planeando intakes, registrando calorías,
mirando etiquetas de productos en el supermercado, días enteros metida en la cama
y encerrada en baños, he mentido, perdido a mi novio y también he dejado algo
de salud por el camino. El año pasado tuve insomnio, ansiedad y depresión.
Estando en la universidad tuve un problema de hígado, tenía las transaminasas
por las nubes, estaba intoxicada a causa de las burradas de sacarina que ingería.
A finales del año pasado mi boca estaba
hecha polvo de tanto vomitar, caries y gingivitis y en los últimos análisis ha salido
que tengo anemia, los triglicéridos por los suelos y el electro
indica bradicardia.